lunes, 16 de junio de 2008

Cuando el mar y la tierra se encontraron...

Recuerdo cuando fue la primera vez que te vi, aún lo recuerdo…
Con demasiada claridad.



Cuando la Tierra conoció al Mar, era el día en que ella estaba triste, sumida en una nostálgica tristeza, las cosas que tenían demasiado sentido lo habían perdido de repente. Pasó a su lado, y sus miradas se encontraron por efímeros instantes que parecieron eternos. Fue cuando el Mar y la Tierra se encontraron por primera vez.


Pero la Tierra desconocía el nombre de ese extraño, se enteró después y desde ese momento quedó el Mar como un sueño más. Un sueño perdido entre tantos, es más, parecía ser el sueño más débil en su vida tan turbia.


Y esa sería la primera y última vez. Creyó ella.


Sin embargo parecía que el destino estaba decidido a hacerlos que se encontrarán de nuevo, más veces, pero la Tierra no tenía valor de hablarle al Mar, se conformaba con perderse en esos ojos que le recuperaban las sonrisas perdidas por instantes.


Más el Mar no le quitaba el sueño por las noches a la Tierra, porque era como un sueño, pero de esos sueños que se conservan con alegría, sin rastro de obsesión, un sueño que venía en ratos pequeños, inesperados y después se iba por grandes ratos también.

Después pasó el tiempo y nunca jamás volvieron a cruzarse las miradas del Mar y la Tierra.

Pasó el tiempo, pasó.

En esa travesía trajo alegrías, tristezas, olvidos, recuerdos…

Pasó el tiempo lentamente, rápidamente, frágilmente.

Y un día, llamémosle casualidad o causalidad… el Mar estaba ahí, observándole, la Tierra recordó al Mar y una sonrisa le iluminó el rostro, el Mar la recordaba y la miró un momento.

Después el momento se fue.

Más, ella no sabía que ese momento se quedaría para siempre y que tal vez podrían ser más.

Tuvieron momentos para hablar, para cerciorarse de que el interés estaba ahí… ahí permanecía. Seguía perpetuado por el tiempo, la distancia, la ilusión.

Ahora la Tierra piensa en él y sonríe… sonríe mucho al recordar ese Mar tan vasto y profundo, profundo como los pensamientos que fluyen acerca de él. Un Mar inmenso que se muere por navegar de lado a lado, de ida y vuelta, tal vez sin retornar jamás… un Mar conocido y desconocido; turbulento y pacífico.

La Tierra hasta la fecha se siente incierta en esta historia, más incierta de lo que ha estado nunca… lo único cierto es que:


“Cuando el Mar y la Tierra se vuelvan a encontrar… será un momento tal vez,

pero con sabor a eternidad”.


Un momento que puede ser lejano o mañana mismo, la Tierra no lo sabe, pero se siente feliz por haber presenciado esta historia. Ansía seguirla presenciando pero esto no sólo se envuelve entre sus alas, sino que también se anida en los ojos de él.

DG.

Disculpen la tardanza para publicar la historia, tuve problemas técnicos.

Qué tengan una linda semana =)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola! paso a saludar...

me gusto tu post...

una pregunta, en la historia se hace una mencion al destino, tu crees en el?


Carpe diem!

saudade dijo...

Me entraron ganas de llorar.

gotitas de amor dijo...

Vale la pena un momento en la vida que tenga sabor a eternidad...si que lo vale!!!!

Besitos lluviosos

Anónimo dijo...

Ufff! el destino es uno de los temas que me quitan el sueño... lo he analizado de todos los angulos posibles: religioso, filosofico, humano, cientifico, poetico....

http://marcos-ampersand.blogspot.com/2008/05/existe-el-destino-alguien-me-ayuda-con.html


en esa entrada resumí algunas de mis ideas al respecto, pero lo cierto es que no logro llegar a ninguna conclusion.


Carpe diem!

Néstor Morris dijo...

Me agradó mucho tu manera de reflexionar sobre este tema.
Forma y contenido excelentes.

Un abrazo.