Ya no rescataré tu recuerdo
de entre los rescoldos de la memoria;
me he vuelto,
me he convertido
en una mariposa,
diáfana y alegre,
que abraza y abrasan,
en un fulgor de luz y sombras.
No fui quien tocó con los pies
la arena que caía
del derrumbe de tus hombros;
ni quien pretendió
contener con las manos
el agua del mar;
ni quien quiso conservar
vivas
-para siempre-
a las rosas.
No fui yo quien retuvo al pececillo
que gritaba
- ¡libertad!
Ni seré yo
quien hoy intente
invocar fantasmas en tu nombre.
DG.
1 comentario:
Lindo pasar por aquí después de largo tiempo
Un abrazo
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