jueves, 15 de mayo de 2014

Hablando de pérdidas, perfidias y otras cosas...

Tú me perdiste, y no me perdiste como aquellas mujeres que lo dicen como amenaza o como para que su amor vuelva. 

Me perdiste por entero desde la primera vez que lograste que mi corazón se equivocara, la primera vez que hiciste que creyera en algo totalmente erróneo.

Y aún en ese punto, no me habías perdido del todo, aún podía rescatar el cariño enorme que suspiraba en mi pecho.

Pero, subestimaste mi amor por ti, subestimaste mis sentimientos, ignoraste el tiempo que necesitaba y yo no puedo convertirme en confesor de nadie si me causa contradicción y sufrimiento.

En ese punto, cuando se derramó la lágrima última, el dolor póstumo...

Ese fue el lugar en el cual, en realidad, me perdiste.

DG.

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