Ahora que me he vuelto ese punto... final.

Soy aquel punto perfecto
donde termina nuestra historia;
así como un día fuí,
la letra que inició este largo caminar,
tan lleno de tropiezos,
de ansías de empezar,
y sueños e ilusiones que
hoy dieron paso a esta vaciedad.

Soy este punto final
que hoy se escribe,
se dibuja y difumina
en tanta soledad.

Soy un punto inverosímil
con ganas de avanzar
de seguir escribiendo
y reinventar.

¡Qué días aquellos en los

que fui la letra

que saludaba y renacía

de entre los abismos!

...y creía, tenía la fe toda
completa (y no en pedazos)
con amplios trazos
escribía la vida paso a paso.

No sé en donde fue
que supe que pondría
el final un día,
y que no habría
marcha atrás,
lo sabía,
más sentía que todavía
podría luchar,
luché por no ser el punto
por no tener que escribirlo jamás.


Pero, todo lo que empieza
termina
y tengo que terminar.

No sé si volveré ahora
y regresaré de donde
resurgí,
no sé si recupere la fe
toda completa,
yo sólo sé que perdí,
te perdí.

Y me perdiste.

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¿Porqué?

No quiero hacer preguntas sin respuesta.

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Yo no quise perder,

pero por algo,

así tuvo que ser.

Tu caminarás

yo también.

Yo escribiré el punto final,

¿y tu?

No lo sé...

A veces pienso que quieres escribirlo...

Y a veces (te susurro, sólo a veces) -cuando me miras- creo que quieres continuar.

Nuestra historia.

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Sólo sé,

que soy ese punto perfecto,

como perfecto

(alguna vez)

me pareció nuestro cuento.

DG.