viernes, 11 de enero de 2008

Tanto tiempo esperé bajo el eco de tu voz y la sombra de tus ojos...

Te tuve
aquí tan cerca
que pude perderme
en tus pupilas,
abrazarme a tus abrazos,
y perderme
en el fuego de tu boca.

Te tuve
aquí tan cerca
que no hizo falta
ya extrañarte,
o preguntarme
tantas cosas.


Te tuve...
un instante,
y cuando finalmente
quise volver a abrazarte,
a tocarte...

desperté.

Y fue cruel esa caída,
¡qué terrible
despertar de aquel sueño!
donde por efímeros instantes
te tenía.

Ya no sé
si es eso lo que quiero...
porque la vida
sigue
y tu la ves
como
detenida.

Ya no sé
ni qué diría

si mi sueño
se hiciera
realidad un día.

Ya no sé,
porque te esperé
durante tantos días,
bajo el eco de tu voz,
la sombra de tus ojos,
y tu eterna sonrisa.

DG

2 comentarios:

saudade dijo...

No creo que exista dolor parecido al despertarse de un sueño feliz, de un sueño que siempre soñamos que fuera realidad. Es algo tan injusto, y es tan desolador lo que sentimos al despertarnos...

Un beso :)

Gina Nordbrandt dijo...

No, no hay dolor parecido, pero lo importante de despertar es que o te das cuenta de que siempre será un sueño, o te decides a hacerlo realidad un día... aunque no sea como en el sueño, minimo sales de la duda.
GRacias =)