martes, 17 de marzo de 2009

Sus ojos (prosa)

Sólo le quedó el recuerdo de esos ojos. Esos ojos brillantes, soñadores, que parecían comerse el mundo, respirarlo a bocanadas. Sólo le quedaron sus ojos… suaves, tiernos y tiranos. Sólo sus ojos, navegando en el espacio interminable de la duda, el desconsuelo, la inexistencia de la certeza.
Sólo sus ojos.
Cual murallas, esos ojos eran el principio y el fin de todo; eran la historia que se escribía tras ella misma. Eran sus ojos, aquellos suaves, tiernos ojos, pero, también esos ojos tiranos que le miraron por última vez, sin piedad y sin reposo.
Sus ojos.
Fue lo primero, lo último que recordó después de que la muerte arrebatara de esos ojos, la suavidad, la ternura… la tiranía. La muerte arrebató la vida de esos ojos.
Ya jamás esos dos ojos volverían a mirarle, jamás sentiría el escozor de la duda sacudirle por todo su cuerpo al mirarse en ellos. Jamás.
Pero, ¿quién sabe sobre la palabra “jamás” si jamás la ha probado?…
Es extensa… inmensa… nos sepulta tras su manto de infinidad… nos absorbe con su majestuosidad invencible… como si el “nunca” por sí sólo no pudiera decirnos nada… necesitamos el “jamás”… el jamás impenetrable… inalterable. Inefable.
Irreversible.
Doloroso jamás que se apodera de su alma en el último momento de mirarle.
“Jamás” que se pierde en la eternidad… junto con sus ojos.
Profundo, insospechable; jamás.
Jamás ha de volver a mirarle… jamás.
Ese jamás que no existe mientras hay vida… ese jamás que se materializa cuando llega la muerte.
Con su fúnebre manto más extenso que el del mar, se lleva la última palabra, el último suspiro, la última promesa, y la última mirada.
Nunca-jamás.

DG.

9 comentarios:

ABNERIUS dijo...

El jamás es un invención humana.

Aún así, conlleva el sentido de la esperanza, ese que no dice "algún día".Todos hemos perdido a alguien, aún así el manto lúgubre de la muerte parace no arrancarnos de la realidad el atisbo mínimo de la esperanza.

Lo que nos ha sido arrebatado, no lo ha sido en realidad, porque nada nos pertenece. De alguna forma mágica, el Universom nos reencontrará a todos, de alguna forma u otra, en tiempo o en espacio. Lo importante, es que, quien yace en nuestro corazón, nunca se irá de ahí, así encuentra en selntido de la in mortalidad en nuestra propia existencia.
Creo, sin duda alguna, que el amor jamás muere, aunque cambié y mute, aunque se aleje y se transforme. El verdadero amor es para siempre.
Gracias por compartirte con nosotros.

estoy_viva dijo...

Lo que queda despues de la muerte son el recuerdo del amor que hemos tenido y por supuesto sus ojos, su brillo, su sonrisa, sus historias todas buenas, lo malo lo borramos de nuestra memoria.
Precioso este post
Con cariño
Mari

Javiera. dijo...

La palabra jamás me desespera, y trato de omitirla hasta que ya no hay caso. Pero, ¿realmente existirá?

Anónimo dijo...

Me niego a rendirle culto al jamás. Yo prefiero el para siempre. Así que espero que no pierdas jamás esos ojos que sepan mirarte, esos ojos que te amen, esos ojos que te busquen. Un abrazo enorme, niña y cuídate mucho. Eres alguien imprescindible por aquí. Feliz fin de semana.

. dijo...

Jamás dejes de buscar, amiga, jamás de sentir, jamás de compartir, jamás pienses que el adiós, cualquier adiós es definitivo, siempre nos quedará el algún día. Cuando alguien querido se va, nos queda el recuerdo de su maravillosa presencia a nuestro lado y eso, Gaviota, eso jamás debes olvidarlo...


Muchos, muchos, besos

Acuarius dijo...

aterrizo cargado de luz, como rey mago te entrego el cofre de mi amistad :)

Mar y Sol(a veces tenue y otras no) dijo...

Volviendo por estos lares me encuentro con tu texto...y te digo que hay "jamases" que conllevan un para siempre...
Un abrazo grande.

Juanako Bananas DxtrWard dijo...

Cuando una persona muere, te queda la esperanza de volverla a ver, en otro tiempo, en otro lugar... pero cuando una persona vive y en sus ojos solo encuentras esa muralla, es cuando pierdes la esperanza.

Anónimo dijo...

"jamas", no me gusta esa palabra cuando el sentido es "no volver a vivir" un buen momento, una buena compania, una tierna mirada...