viernes, 27 de diciembre de 2013

Equivocación fatal

Sobre la arena
caí de bruces;
escocía mi piel,
ardía de fiebre y 
sed.

Allá lejos
tu risa,
tus ojos
apenas
los distinguía.

Mientras me deslizaba
hacia ti,
más lejos te veía,
si yo paraba
te detenías.

Entonces,
al verte tan distante,
abandoné el desierto.

Sacié mi sed
y curé mi fiebre
dentro de un oasis.

Regresé sin sed,
sin fiebre.

Seguías tan distante,
se agudizó mi soledad,
la punta de su aguja
atravesó mi lóbulo occipital
y ya no pude verte.

Sin visiones de ti
logré 
atravesar los continentes,
hundirme en el mar
y detener a las gaviotas
que posaban sobre mis brazos
brevemente.

Sin visiones de ti
pude
desafiar a los abismos
y dejar a los dragones inertes.

Sin visiones de ti
soñé 
que podía obligarte
a beber en este oasis
sin ceder a la locura.

Sin visiones de ti
pensé
que podía regresar
sin que me hiriera tu resplandor
en la frente.

Estaba equivocada.

DG.

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