miércoles, 15 de octubre de 2014

Anhelo


Cuando te acuestas a mi lado
y me das la espalda,
la distancia que era pequeña
entre nosotros,
se convierte en el océano;
luego apagas la luz,
ya no sólo es el mar
sino la oscuridad
entrando en la estancia
con fuertes chapoteos;
entonces sueño que te vuelves
y clavas en mí tus ojos negros,
permanecemos callados
hasta que el fuego de la mañana
logra consumir
todas las luces del cielo.
 

DG.

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